“Los mástiles de las señales son pararrayos y el remate es de bronce”: tal la afirmación disparatada que escuché hace unos años. Seguramente sería imposible rastrear la fuente en la que se basó tal afirmación realizada de forma tan contundente y segura, sin embargo es fácil suponer que la misma no contaba con gran jerarquía ya que el personal ferroviario sabría desde siempre que el remate no es de bronce sino que es un simple fierro bastante tosco con poco poder decorativo y nula posibilidad de venta.
En cuanto a lo de “pararrayos”, el mismo no consiste solamente en una varilla puntiaguda apuntando al cielo, sino que se trata de todo un dispositivo con una serie de elementos específicos, entre los más notables, una varilla o cable grueso que une el extremo superior con la toma de tierra, elemento que resulta fácilmente visible en iglesias y otros edificios.
¿Habrá sido esta triste habladuría la que decretó el mutilamiento de tantos remates en las ignoradas torres de señales ferroviarias argentinas desde la década del 90? No es nada fácil cortarlos a la altura en que se encuentran y será grande la decepción al comprobar que no sirven más que para exhibirlo como trofeo ferroviario, hasta que los deudos lo tiren a la basura.
Es así como se difunden todo tipo de errores -de carácter operativo pero también histórico- en el ámbito cercano al ferrocarril. Que un guardabarrera crea que los trenes de pasajeros de larga distancia deben formarse con el furgón pegado a la máquina –afirmación errónea- porque así los ve pasar desde su garita, además de haberlo leído en su desactualizado R.I.T.O., puede inducir al aficionado que conversa con él a creer tal cosa y afirmarla con vehemencia, tal vez respaldado por alguna lectura perdida de algún desactualizado reglamento. Sin embargo, si este citara su fuente, si nos aclarara como lo aprendió, aún el dato erróneo adquiere valor ya que hablaría de la extensión y desactualización del conocimiento operativo ferroviario entre personal no afectado directamente a esa cuestión específica.
La cantidad de cuestiones a conocer en el ámbito operativo -eventualmente histórico- ferroviario es infinito, y cada empleado seguramente conocerá lo que concierne a su función específica y algo más. Los puestos de trabajo, la zona y la línea o empresa donde desarrolla su función son importantes limitaciones al conocimiento que pueda adquirir, por lo que resulta imprescindible saber quién afirma tal cosa y donde está o estuvo situado.
Esta importante cuestión -quién lo dice y desde donde- suele ser ignorada por quienes prefieren basarse en el “yo sé” o “fulano sabe”, no revelando su fuente de información -tal vez por vergüenza al considerar su eventual poca categoría- la que podría ser mucho más interesante y colorida que la información misma.
Un tipo de remate. |
En cuanto a lo de “pararrayos”, el mismo no consiste solamente en una varilla puntiaguda apuntando al cielo, sino que se trata de todo un dispositivo con una serie de elementos específicos, entre los más notables, una varilla o cable grueso que une el extremo superior con la toma de tierra, elemento que resulta fácilmente visible en iglesias y otros edificios.
Tipos de pararrayos. |
¿Habrá sido esta triste habladuría la que decretó el mutilamiento de tantos remates en las ignoradas torres de señales ferroviarias argentinas desde la década del 90? No es nada fácil cortarlos a la altura en que se encuentran y será grande la decepción al comprobar que no sirven más que para exhibirlo como trofeo ferroviario, hasta que los deudos lo tiren a la basura.
Instalación de un pararrayos. |
Es así como se difunden todo tipo de errores -de carácter operativo pero también histórico- en el ámbito cercano al ferrocarril. Que un guardabarrera crea que los trenes de pasajeros de larga distancia deben formarse con el furgón pegado a la máquina –afirmación errónea- porque así los ve pasar desde su garita, además de haberlo leído en su desactualizado R.I.T.O., puede inducir al aficionado que conversa con él a creer tal cosa y afirmarla con vehemencia, tal vez respaldado por alguna lectura perdida de algún desactualizado reglamento. Sin embargo, si este citara su fuente, si nos aclarara como lo aprendió, aún el dato erróneo adquiere valor ya que hablaría de la extensión y desactualización del conocimiento operativo ferroviario entre personal no afectado directamente a esa cuestión específica.
Tolar Grande, Salta, Ferrocarril Belgrano. Foto: Guido Beck. |
Empalme Lobos. Foto: Guido Beck. |
Esta importante cuestión -quién lo dice y desde donde- suele ser ignorada por quienes prefieren basarse en el “yo sé” o “fulano sabe”, no revelando su fuente de información -tal vez por vergüenza al considerar su eventual poca categoría- la que podría ser mucho más interesante y colorida que la información misma.
Alberto Dieguez
Jefe de División
Desarrollo de Capital Humano Ferroviario SA.c.P.E.M.
Secretario de Hacienda y Delegado a Asambleas
Asociación del Personal de Dirección de Ferrocarriles y Puertos Argentinos
Seccional Rosario
Jefe de División
Desarrollo de Capital Humano Ferroviario SA.c.P.E.M.
Secretario de Hacienda y Delegado a Asambleas
Asociación del Personal de Dirección de Ferrocarriles y Puertos Argentinos
Seccional Rosario
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